domingo, 23 de diciembre de 2012

Capítulo 1


Una vez más, estoy en clase, tirada en la mesa, como la mayoría de los alumnos, yo en cambio tenía los auriculares puestos, mientras cantaba en mi mente esperando a que tocara el timbre del cambio de clase y así, nuestro tutor, nos daba las notas y podríamos irnos, las ganas que tenía de irme eran inimaginables, y no paraba de pensar que quería hacer este verano, pero algo si tenía claro, encontrar al príncipe azul de todas las novelas que he leído durante el curso, que no son pocas, pero ya sabia y lo tenía bien claro, que quería encontrarlo. Al cabo de unos minutos, vi a todos levantarse, supuse que había tocado, me quite los cascos, mire a Nicole, una chica alta, morena, y siempre con una amplia sonrisa en la cara, ella estaba sentada a mi lado, ya que siempre estábamos juntas, éramos inseparables.
-¿Ya habrá tocado no?-Pregunte.
-Sí, y por favor, Carol péinate que de estar tumbada tienes unos pelos increíbles.-Dijo Nicole riéndose por lo bajo.
Nicole empezó a peinarme, ya que sabía que lo necesitaba, cuando me arregló salimos de esa clase y nos dirigimos corriendo a la siguiente, porque al peinarme tardamos más de lo debido y llegábamos tarde. Cuando llegamos, entramos a hurtadillas y no sentamos las últimas, para que no se diera cuenta nuestro tutor, y según nos sentamos, empezó a repartir las notas.
-Lauren-Empezó a gritar y repartir boletines hasta que llegaron a nosotras.
-Carol-
-¡Aquí!- Grité mientras me dirigía hacia la mesa del profesor.
-Nicole-
-¡Ya voy!-Grito como una loca.
Me senté en mi mesa, y miré el boletín en busca de alguna sorpresa, y sí, tenía una, solo me había quedado una asignatura, y eso que no suelo hacer mucho los deberes ni estudiar, pegue un salto de la silla y abracé corriendo a Nicole que venía hacia nuestras mesas, ella no sabía nada, hasta que se lo grité. Y ella me contestó a gritos con un “Yo también.” Y todos los de nuestra clase mirándonos y quedándose alucinados hasta que nos llamó la atención el profesor.
Cuando el profesor terminó de dar los boletines, no quedaba nada para que toque el timbre y yo y Nicole, teníamos que salir antes para irnos al coche, que teníamos que irnos a nuestro pueblo, que no suele haber gente de nuestra edad, pero siempre nos lo pasamos genial ahí, asique fuimos a decírselo al tutor, nos despedimos de todos y salimos corriendo por la puerta dando un bonito portazo y todos los compañeros gritando “¡Ala!”. Estuvimos esquivando a profesores, y más alumnos para hacernos paso, pero conseguimos llegar al coche, abrimos la puerta trasera de mi coche y nos tiramos a los asientos, nos atamos el cinturón, y aunque mis padres nos estaban avasallando a preguntas nosotras solo dijimos una cosa a unísono “Enciende la radio” después de soltar tal frase y reírnos los cuatro, empezamos a contestar todas sus preguntas de camino a nuestras vacaciones de verano.


Durante todo el trayecto, estuvieron haciéndonos preguntas sobre las notas, cuando volvíamos al instituto y todo tipo de preguntas sobre los estudios.
-Venga ya, que acaba de terminar el instituto y no quiero oír hablar de ello, solo quiero disfrutar el verano, asique sube el volumen de la radio- Dije para quitarnos de encima a mis padre.
-Vale vale-Dijo Angelina, mi madre, una bellísima persona, pero algo rellenita, unos rizos de color caoba y unos preciosos ojos marrones.
-Mirar chicas el paisaje, porque no lo veréis en mucho tiempo- Soltó Brain, mi padrastro, con una sonrisa de oreja a oreja.
Nosotras, miramos a la ventana y mientras nos despedíamos del paisaje estábamos cantando nuestra canción favorita que tenemos en común “Dynamite”. Al cabo de 2 horas, ya estábamos entrando en mi pueblo, cuyo nombre nunca he sabido pronunciar, pero igualmente me encantaba, nos conocíamos a casi todos los habitantes de aquel lugar, puesto que era muy pequeño, era tan bello por dentro, con unos árboles preciosos y unos céspedes tan verdes, todo en verano era muy bonito, más, allí.
Este pueblo tenía muchas cuestas y desniveles, ya que estaba en medio de la nada, ya era la última cuesta que habíamos subido y llegamos a mi casa, baje corriendo con Nicole mientras Brain iba aparcando. Metí la mano en mis bolsillos con algo de prisa, saqué el móvil, la cartera, los cascos, el mp3, algo de cacao, vamos, todo menos lo que buscaba, las malditas llaves. Mire abajo para volver a meter todo a los bolsillos cuando me encontré con las llaves en el suelo, seguramente se me hayan caído mientras sacaba todo lo demás. Las cogí, seleccioné la llave que era, abrí la verja, por la que cabía el coche y después fui corriendo junto con Nicole a la casa, abrí la puerta entre la primera y empezamos a abrir ventanas como unas locas. Cuando terminamos, me asome por la ventana de la cocina y vi que ya habían terminado de aparcar y ya estaban sacando cosas del maletero.
-¡Nicole!- Grité
-¡¿Qué?!- Me devolvió el grito.
-Ven, corre, que ya están descargando las maletas, que luego sabes, que si no ayudamos no salimos-
Nicole a oír esas palabras ‘no salimos’ vino como una bala hacia mí y junto a ella fuimos corriendo a ayudar con todo lo que traíamos de Guadalajara.
-Mamá, ya hemos abierto todas las ventanas y venimos a ayudar- Dije con una amplia sonrisa.
-Ya veo, entonces por lo que veo en tu cara queréis salir ¿No es así? Ala, marchaos, pero a las dos en casa para comer, como tardéis no os dejo salir más, estáis avisadas.-
-¡Gracias!- Dijimos Nicole y yo a la vez.
Dimos un beso a Angelina y fuimos corriendo a la verja, según salimos fuimos al parque donde siempre íbamos, y por el camino saludábamos a casi todo el mundo, ya que nos conocíamos a más de medio pueblo. Llegamos en casi dos minutos, pero porque íbamos corriendo, nada más llegue antes de hacer nada, saqué el móvil, y tome una foto, un bonito recuerdo del parque que tanto nos gustaba. Nada más hice la foto, guarde el móvil y miré a Nicole, ella me señalo con la mirada los columpios, ella fue corriendo como una niña pequeña hacia ellos, yo ya estaba cansada para correr más. Me senté y puse música mientras nos columpiábamos, no parábamos de cantar y decir tonterías, pero nos lo estábamos pasando en grande por todo el parque, un rato aquí otro allá y así durante toda la mañana hasta que vi la hora, ya era la una de la tarde y teníamos que volver, yo prefería llegar antes, así mi madre vería que somos responsables y no necesitamos toque de queda.
-Venga, Nicole, vámonos ya-
-Jo, yo no quiero irme- Dijo con voz de niña pequeña.
-Ya pero mejor que lleguemos antes y así esta tarde no tenemos toque de queda, ya lo sabes.- Agarré de la mano a Nicole y la hice levantarse para marcharnos, pero algo hizo que se quedara embobada, su mirada estaba perdida miraba todo el rato a algo y yo no conseguía que me escuchara. Mire hacia su mirada se dirigía y vi a un chico moreno con ojos de color miel con un niño igualito a él pero creo que tendría unos 5 años, ¡Era de lo más bonito! Daban ganas de achucharlo y no soltarle.
-Nicole, le vas a espantar con esa mirada- Dije entre risitas.
-Mierda- Dijo en voz baja al darse cuenta de que se quedó embobada.
Nos levantamos, y al salir del parque, el chico nos preguntó.
-Perdonad, ¿Sois de por aquí?-
-Bueno, más o menos, solo venimos todos los veranos, pero nos conocemos casi todos los habitantes del pueblo, si te sirve de alguna ayuda esta información- Respondí algo nerviosa.
-Es que quería saber si había más gente cercana a nuestra edad, y tal.- Dijo mientras iba a por el chico pequeño, seguramente sería su hermano.
-Pues no que yo sepa, a no ser que este año haya venido más gente pero creo que no, bueno, vosotros.- Seguía estando algo nerviosa y mire a Nicole y ella seguía embobada, le di un pequeño codazo para que despertara.
-Ah, muchas gracias, por cierto, ¿Cómo os llamáis?- Dijo con una amplia sonrisa.
-Yo soy Carol y ella es Nicole, lo siento pero es que tenemos algo de prisa y nos tenemos que ir, ¡Adiós!- Dije mientras tiraba de Nicole para que marchara ella conmigo.
Las dos empezamos a corre cuando Nicole perdió de vista a aquel chico y mientras corríamos, miré al móvil y ya iban a ser la 2, tiré de nuevo de ella, y empezamos a subir cuestas y cuestas. Cuando conseguimos llegar ya eran las 2 de la tarde y vi la verja ya abierta, no entendía nada.